martes, 17 de julio de 2012

LAS DOS CARAS DE UNA CIUDAD



Suite Habana (Fernando Pérez, 2003)


La luz de un faro ilumina periódicamente  la ciudad en la madrugada;  mientras, una mujer se sienta a vigilar la estatua en la plaza Lennon. La Habana parece haberse quedado atrapada  en una década pasada, a pesar de su dinamismo y de la energía de su gente.  Contrario a la homogeneidad que se espera en una sociedad comunista, está llena de contrastes y los miles de rostros que la habitan se transforman durante el día hasta alcanzar un aspecto totalmente diferente. Fernando Pérez nos presenta la capital cubana desde los contrastes y las contradicciones de sus habitantes en Suite Habana.
Como toda sinfonía de espacio Suite Habana pretende mostrar el cambio de “La Ciudad” a través del día. Por esto son recurrentes los planos abiertos en los que se ve un amplio espacio arquitectónico con personajes minúsculos moviéndose en él.  El faro que alumbra los techos de la ciudad al inicio de la película y la siguiente escena en la que un hombre y una mujer intercambian la silla frente a la estatua de Lennon son una muestra de esto. Sin embargo, quizá el plano más impactante sea el del malecón, en el que las olas chocan contra la carretera mientras autos de viejos modelos cruzan por la vía, con edificios antiguos de fondo.
Los planos medios por su parte se usan para mostrar la interacción entre los personajes de la película. Es un tipo de  plano recurrente en escenas como en la que Francisquito hace sombras chinescas con su papá o mientras está en la escuela sentado con los demás niños. También es común ver planos medios mientras los personajes realizan trabajos manuales. Los planos detalles son menos frecuentes. Sin embargo, durante la película aparecen  primeros planos de los diferentes rostros de los protagonistas o las manos de Raquel e Iván mientras trabajan en la fábrica de perfumes  y la lavandería, respectivamente. También, es habitual la inclusión de planos medios como transición entre un primer plano y un plano más general o viceversa. Dentro del montaje  también es común que los planos detalles sean usados para enlazar dos escenas dentro de la misma secuencia.

Frecuentemente aparecen planos detalles aparentemente inconexos a los que solo al abrir el plano les encontramos sentido. Un ejemplo de esto es la escena de la fábrica de perfumes en las que vemos muchos detalles de las máquinas, pero solo logramos comprender de que se trata cuando vemos un plano general con Raquel trabajando allí.
Desde la composición de los planos es común durante la película que los planos abiertos encontremos unos objetos específicos,, generalmente personajes,  que llaman la atención, cumpliendo con la ley de tercios. Los ciudadanos en la escena frente a la estatua de Lennon por ejemplo. También respeta la ley de horizonte en todos los planos,  como podemos observar en la escena en la  que Francisquito y su papá suben  a la terraza, por ejemplo. También se respeta la ley de miradas, ya que en todas las tomas el espacio que los personajes tienen al frente es mayor que el que tienen a su espalda.
Los movimientos se caracterizan en su mayoría por ser  lentos y suaves tanto los movimientos dentro del cuadro,  como los movimientos de cámara. Personajes y vehículos que se mueven lentamente y en línea recta, paneos suaves y el dolly a través  de la callejuela estrecha por la que pasan francisquito y su abuela.
La transiciones mas usadas son los cortes directos con algunos  fundidos   en el plano del faro y en el epílogo en el que se presentan los sueños de cada uno de los personajes.  Son de destacar los enlaces de orden material como los planos en los que se pasa del rostro de un protagonista a otro y  de  orden dinámico y estructural como cuando los ventiladores en la habitación de Jorge Luis y las turbinas en las que  despega.
Desde los enlaces es de destacar la analogía de contenido intelectual en las que las escenas de Jorge Luis despidiéndose de su familia y subiendo al avión, y Francisco llevándole flores a la tumba de su mujer en el cementerio lo que también se podría entender como una metáfora de orden ideológico donde se compara el hecho de abandonar el país con la muerte.
El ritmo está marcado por  tres fases. En la primera, empezamos con movimientos lentos,  casi erráticos y  se van acelerando del amanecer hasta el  medio día en el que hay un pequeño descanso con movimientos otra vez  lentos mientras los personajes almuerzan. En la segunda, los  movimientos se tornan más rápidos en la tarde,  hasta un descanso para cuando llega la noche y vemos a  la mayoría de personajes transformándose.  Finalmente,  llegamos a un clímax en el que los personajes dejan ver una nueva faceta de su personalidad antes de volver a algunos momentos de calma para posteriormente volver al amanecer, a la plaza Lennon y a la luz del faro sobre la ciudad donde comenzamos.