Lucio, ( Aitor
Arregi y José María Goenaga -2007) – Santiago, ( João Moreira Salles, 2007).
Lucio comienza con el personaje narrando su desilusión
del hacia el sistema, luego de que después de la muerte de su padre el banco se
negará a entregar sus ahorros. Llega al primer punto álgido en el que Lucio,
piensa en asesinar a la cajera del banco, pero desiste. Estas dos primeras
secuencias sirven de prólogo al documental que contará la vida revolucionaria
del personaje. Continúa secuencias mucho más calmada con los comienzos de Lucio
en el contrabando, sus inicios como albañil y su inclusión en el movimiento
obrero. Sus reuniones con Quico Sabater y sus comienzos como atracador de bancos,
son un momento con un nivel de tensión
medio, que se relaja completamente luego del
apresamiento de Sabater. Después del cuál se muestra la cotidianidad de
la vida de Lucio, su vida familiar y su estancia en Francia desde donde ayudaba
con documentación falsa a sahauries y
perseguidos políticos. Para caer en el mayor clímax de toda la película que está
constituido por la estafa infligida a Citibank,
uno de los bancos más grandes del
mundo, por medio de cheques de viajes falsificados. Estafa que continuó aun después de que Lucio estuviera en la
cárcel. Aquí hay un flashback en el que se habla de los demás documentos
falsificados y de los comienzo de Lucio en el negocio de la falsificación. Para
volver a un segundo Clímax en el que Lucio
obliga a negociar a los gerentes de Citibank
hasta conseguir su libertad.
Finalmente hay un epílogo en el que se habla del retiro de Lucio del Anarquismo y de su vida familiar.
Con la llegada de la posmodernidad las fronteras que separan al
documental de la ficción y el videoarte comienzan a desparecer. Haciendo que
adquiera una naturaleza diferente a la que tradicionalmente se le había
asignado. El documental se olvida de sus lineamientos clásicos; se permite la
reconstrucción de los hechos por medio de la puesta en escena, algo hasta
entonces relegado a la ficción. Se permitió también la experimentación con la
imagen y el sonido, admitiendo la subjetividad del autor, contrariando la
objetividad que se había buscado hasta entonces. Se ablandó la filosofía de la
mosca en la pared característica del cine de observación y se replanteó
la propia esencia del documental: su valor de verdad absoluta mantenido
hasta entonces. En el presente ensayo analizaremos dos de estos nuevos
documentales, buscando las características que los diferencian de los documentales clásicos.
En el primer documental, Lucio, dirigida por Aitor Arregi y
José María Goenaga, conocemos a Lucio Urrutia, un albañil anarquista que
participó y fue testigo de importantes eventos de la segunda mitad del siglo
XX. En el segundo, Santiago, João Moreira Salles nos retrata a su antiguo mayordomo; pero, también deconstruye el proceso mismo de hacer
un documental. Aunque ambos documentales se podrían incluir dentro de los
llamados documentales de personajes, las diferencias se hacen evidentes desde el
principio.
Así, en Lucio
hay una voz que se podría catalogar como abierta. Pero con elementos,
de la llamada voz formal de Carl Plantiga. Aunque, no se guía al espectador directamente
hacia una verdad fundamental; el uso de
los testimonios casi exclusivos de Lucio Urrutia, da una sensación de
imparcialidad, la película se convierte en una especie de apología a su estilo
de vida y por ende una crítica al sistema político-económico actual. Por su
parte, Santiago se esfuerza menos por
transmitir una verdad, se trata de una voz abierta, en la que se rechazan
las afirmaciones. Su temática es menos explícita y el narrador nunca se muestra
como una autoridad en ningún tema. Sus comentarios más allá de lo
formativo, se dirigen hacia lo anecdótico
Dentro de los modos documentales planteados por Weinerichter Lucio se puede enmarcar dentro del
documental participativo. Esto debido al uso de entrevistas que hilan la
narración cronológica y en las que se hace evidente la intervención del autor.
En el documental clásico esto era impensable, todo se reducía a la simple
observación. Santiago, en cambio, se inscribe dentro del modo reflexivo en el
que el mismo hecho de hacer el documental cobra importancia, hasta convertirse
en el mismo tema de la película. Este hecho se evidencia desde el mismo título
de la película Santiago ( Uma reflexão
sobre o material bruto) .
También se hace presente el modo performativo, debido al protagonismo que
cobra la historia del autor narrada en primera persona dentro de la trama.
Desde la inventio el documental postverité se separa del documental clásico
al abandonar la argumentación positivista que caracteriza a este último y
evitar las conclusiones objetivas e inequívocas. Ambos documentales comparten
estas características, ambos están lejos de dar una respuesta concluyente desde
su argumentación. Las pruebas presentadas por ambos para corroborar sus tesis,
están lejos de ser científicas o irrefutables. Sin embargo, ambos documentales
difieren drásticamente. Lucio recurre
a la argumentación mediante el testimonio del personaje principal y de otros
personajes involucrados en los distintos eventos. Siendo un tanto parcial, ya
que solo se muestra la visión del protagonista. Mientras,
a los afectados solo se les muestra en una secuencia. Intentando convencer al
espectador desde el Ethos, la moral, en
la que la actitud de Lucio es tolerada e incluso aplaudida. Pues se
muestra como una respuesta para enfrentar a un sistema económico excluyente
e injusto. También recurre a la dramatización de los hechos, algo impensable
para el documental clásico. En Santiago,
por su parte, recurre a la voz en off del narrador, que posee un texto
ambiguo para exponer un tema no tan claro. Recurre a la belleza estética de los
planos fotográficos para lograr un acercamiento al espectador desde el Pathos y no del Ethos como Lucio o del Logos que caracterizó al
documental clásico.
Desde la teoría narrativa de Bordwell[i], Lucio presenta una estructura formal
narrativa. Hilada por los testimonios del personaje que cuenta su
historia en el presente, mientras el autor reconstruye los hechos contados, por
medio de imágenes de archivo y puestas en escenas. Creando así un flashback-flashfordward continúo durante toda la narración.
Santiago
por otro lado es más difícil de clasificar. También se podría considerar un
documental narrativo, teniendo en cuenta que Moreira nos cuenta como consiguió
rodar el proyecto, desde sus inicios hasta su consecución 10 años después. Por
otro lado hay una estructura retórica mucho más evidente, en la que el
autor muestra los errores durante la realización del proyecto, para cerrar con
un testimonio concluyente de cuenta del personaje principal.
Por su parte,
Santiago
comienza con una presentación de la casa, de la infancia del autor, y de
Santiago. Para luego narrar la historia del primer intento del
autor por documentar el personaje. Comenzamos
a conocer diferentes aspectos de
Santiago, mientras el autor muestra la manipulación que hacía de los espacios.
Conocemos costumbres raras del personaje, bailar, tocar las castañuelas o
coleccionar datos históricos sobre las noblezas de todo el mundo. Se comienza a
ver lo estresante y complicado que era el rodaje para el personaje. Joao no deja hablar a Santiago, lo obliga a
repetir una y otra vez, estas escenas
son cada vez más recurrentes. Hasta que el
director recapacita sobre todos los “errores” cometidos durante el rodaje., ya que a Santiago nunca
se le permitió decir lo que realmente quería decir. Finalmente Santiago dice
“Aquí que me van a embalsamar con este documental”. Haciendo una reflexión,
sobre el poder del registro documental para mantener viva la imagen, aunque las
personas ya hayan muerto. Una forma de salvar la memoria de Santiago, tal como
él lo hacía con todos aquellos nobles a los que admiraba.
Como se pudo
analizar, el documental contemporáneo rompe con los paradigmas establecidos en
la primera mitad del siglo XX Y está lejos de ser homogéneo. Dos documentales
inscritos dentro de la dinámica de retratar un personaje escogen instrumentos
totalmente diferentes para transmitir sus intenciones al público. Lucio
es un documental más formal, centrado en
el testimonio de un personaje principal, para narrar una historia, que esconde
tras de sí una crítica al sistema económico, incluso se podría pensar en una
apología hacia las actitudes contestarías. Santiago, por su parte, es un
documental mucho más sosegado, los giros en la trama son suaves casi
imperceptibles. Su fuerza está en esa quietud y en la reflexión sobre el
trabajo documental.
[i] BORDWELL, K Thompson - El arte
cinematográfico. Barcelona, Paidós, 1995
Bibliografía
[i] BORDWELL, K Thompson - El arte
cinematográfico. Barcelona, Paidós, 1995
[i] GIL, J. (2001) Introducción a las teorías
lingüísticas del siglo XX. Santiago, Melusina-Ril.
NICHOLS, Bill. La Representación de la
Realidad. Paidós Barcelona.1997.
[i] PLANTINGA, Alvin. Rhetoric and Representation in
Nonfiction Film. Cambridge University Press, 1997
[i] WEINERICHTER, Antonio. Desvíos de lo Real, el cine de no ficción.
T&B. Madrid, 2005.
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