sábado, 13 de diciembre de 2014

CINE ¿DE VERDAD?

Memorias del Calavero. Rubén Mendoza. (2014)



Después de estrenar su segundo largometraje Tierra en la lengua Rubén Mendoza reaparece este año  en las salas de cine con Memorias del Calaveroalgo bastante inusual dentro del contexto colombiano donde realizar una película se convierte en una verdadera odisea. Memorias del Calavero recorre los pasos de Abelardo Jaimes, el Cucho,  quien en 2010 había interpretado uno de los personajes principales en el primer largometraje del director.  Durante el filme el equipo realizador acompaña al protagonista hasta su natal Santander, donde intentando redimirse  ha prometido contar su más oscuro secreto frente a la cámara.
Una grabación telefónica  da cuenta  del reencuentro del Cucho con Mendoza y la organización del viaje. Usando un lenguaje típico del documental  la película atraviesa  Boyacá y Santander como si fuera una road movie; Mientras tanto, los imponentes paisajes van enfrentando al protagonista con las acciones de su pasado.
Sin embargo,  después de una fuerte discusión el Cucho decide continuar su camino solo y el equipo realizador debe quedarse atrás.  Como un homenaje a Agarrando pueblo, histórica  película de Luis Ospina, el protagonista enfrenta a los realizadores con una imagen vampírica del documentalista que sólo busca lucrarse al registrar la  miseria y  la muerte.
En este punto  el estilo de la narrativa se quiebra y plantea una paradoja: a pesar de que el equipo realizador ya no acompaña al Cucho en su travesía, el espectador puede seguirlo observando a través la cámara.  Memorias del Calavero, al igual que su predecesora Agarrando pueblo, obliga a reflexionar sobre la objetividad del llamado cine de no ficción, y la ética del quehacer documental.
Como en La Sociedad del semáforo  y Tierra en la lengua  Mendoza vuelve a confronta al espectador con imágenes que le resultan chocantes. En varios puntos del recorrido Abelardo Jaimes revela recuerdos escabrosos de su vida en la calle del Cartucho.  Historias de niños asesinados, sexo envilecido y la más cruda violencia, acompañadas por imágenes documentales filmadas por Germán Piffano, obligan al espectador a enfrentarse a la que  tal vez sea una de las peores caras del país.
Volviendo a la trama de la película, además de  ser rechazado por su familia luego de salir del truculento mundo de la calle; Abelardo Jaimes también lucha con esa fuerza interior que parece condenarlo a volver a caer. Memorias del calavero  es la búsqueda de una  redención  imposible por parte de un hombre.
El secreto guardado durante años por  el Cucho, cuya supuesta revelación desencadena el argumento de la película, se presenta como un crimen aterrador, capaz de horrorizar profundamente a un personaje que no se perturba al contar las retorcidas escenas de su estadía en el Cartucho. De ahí, que el desenlace de la película deje un sin sabor que resulta frustrante para más de un espectador. Sin embargo, una narrativa bien construida acompañada de los imponentes paisajes y la música de Edson Velandia, que muy acertadamente acompaña la película, hacen que los minutos en la sala de cine mientras se ve  Memorias del Calavero valgan la pena sin lugar a dudas.

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