Tierra en la lengua de Rubén Mendoza (2014)
Comienza a amanecer en el Llano, un hombre
cabalgando arrastra frenéticamente el
cadáver de su abuelo atado a la silla de montar por unos cuantos lazos. Lucía,
su prima, suplica desde el prado que pare.
En su película Rubén Mendoza escapa
de la Bogotá de La sociedad del semáforo hacia los Llanos
Orientales, para mostrarnos el franco
retrato de un patriarca. Don Silvio Vega, el protagonista, fue un hombre fuerte y seductor en su
juventud; capaz de amasar una pequeña fortuna en las duras labores del llano,
enfrentarse a varios intentos de
secuestro y ganarse el cariño de infinidad de mujeres. Sin embargo, Tierra en la lengua no es un retrato
idealizado del llanero; por el
contrario, la película enfrenta las múltiples caras del protagonista. Don
Silvio también es un hombre avaro, misógino y autoritario. Quién gracias a sus
actitudes despóticas ha perdido el favor
de toda su familia y se enfrenta a una muerte solitaria en su hacienda.
La cotidianidad del personaje central se altera con la presencia de sus nietos, a
quienes ha llamado para que cumplan su última voluntad. Esta visita enfrentará
a don Silvio con la soledad, el rechazo de su familia y un mundo en el que los
valores con los que vivió toda su vida
han cambiado. Por su parte, Lucía y Fernando, los dos nietos citadinos, se
encuentran a su llegada con un mundo rústico y salvaje que les es extraño, y un abuelo mucho más
humano que el monstruo que esperaban encontrar.
El uso de
material documental en diferentes momentos dota a Tierra en la lengua de un aire de nostalgia, que por algún motivo
nos resulta familiar. Imágenes de reses siendo atadas y marcadas por
corpulentos hombres; mientras se escucha la voz de la abuela del director
narrando los recuerdos que tiene de su esposo. Nos enteramos entonces que Mendoza cuenta la historia a través de las
impresiones de su infancia.
Jairo Salcedo, actor natural que le da vida a
don Silvio, parece adaptarse a la perfección al universo ficticio de la
película; ese mundo de hombres rudos capaces de hacer tragar tierra al ganado
con sus propias manos. Su excelente interpretación logra inducir respeto hacia la figura del
protagonista; a pesar de lo reprochable que puedan presentarse sus acciones.
Tierra en la lengua es la historia de aprender a reconocer
al otro y de enfrentarnos con nosotros mismos en esa imagen. La historia de
hacer las paces al fin con ese Edipo atávico que nos posee. El protagonista se
enfrenta consigo mismo y las consecuencias de una vida, que a su manera, estuvo
llena de excesos; pero Fernando y Lucía también se enfrentan a la
idea de que no son quienes para juzgar a
su abuelo.
La película es polémica y ambivalente; el personaje protagonista, como la violencia recreada, nos resulta tan atrayente como reprochable. Rubén Mendoza huye de la mirada colonizadora de un espectador extranjero en el llano; por el contrario, nos muestra un punto de vista más humano, uno que regresa a su infancia y se enfrenta con las imágenes chocantes que ve. Tierra en la lengua es una película salida de las entrañas, como el polvo que escupen las reses en cuanto se levantan.
La película es polémica y ambivalente; el personaje protagonista, como la violencia recreada, nos resulta tan atrayente como reprochable. Rubén Mendoza huye de la mirada colonizadora de un espectador extranjero en el llano; por el contrario, nos muestra un punto de vista más humano, uno que regresa a su infancia y se enfrenta con las imágenes chocantes que ve. Tierra en la lengua es una película salida de las entrañas, como el polvo que escupen las reses en cuanto se levantan.
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