jueves, 18 de diciembre de 2014

EL VERDADERO DELIRIO

 Los Hongos. Oscar Ruiz Navia  (2014)


Algunos directores se aferran a la fórmula con  la que alcanzaron el éxito; para bien o para mal, Oscar Ruiz Navia no es uno de ellos. Después de los premios obtenidos por El vuelco del cangrejo, el realizador valluno regresa a Cali para retratar una ciudad tan contrastada, como los personajes que la habitan. Una ciudad de negros, de blancos, de jóvenes, de policías, de mujeres, de desplazados, de artistas, y de ancianos. La Cali de Los Hongos huye del estereotipo de la metrópolis desarrollada, del suburbio marginal o de aquel “jardín” lleno de mujeres hermosas; la urbe  representada por Navia es todas estas ciudades y a la vez no corresponde a ninguna.
Estilísticamente, Navia también abandona el carácter lento que marcó su primer largometraje. Por el contrario,  Los hongos es una película fragmentada que no se detiene a contemplar ninguna acción. El filme adopta un ritmo delirante, que, cómo la cotidianidad de sus dos protagonistas Ras y Calvin, pasa de un espacio a otro de manera vertiginosa.
A pesar del  frenesí, la ciudad se presenta amena y llamativa. En las últimas escenas la película sale de Cali para retratar los imponentes paisajes del Valle del Cauca; sin embargo, durante el resto del filme la cámara se deleita con el minimalismo de la estética urbana. Las calles de los barrios populares y los puentes sobre las grandes avenidas, son mostrados desde un punto de vista que hasta entonces había pasado desapercibido.
Sin embargo, el encanto de Los Hongos termina con la  interpretación de los actores naturales, quienes nunca logran hacer creíbles a los personajes. A pesar de tener protagonistas bien construidos y un trasfondo sólido, la actuación impide al espectador sumergirse  completamente  en el universo de la película.
De otro lado, Los Hongos pareciera querer agotar todas las temáticas de la ciudad.  Desplazamiento, represión policial, amor adolescente, grafiti, diversidad sexual, vida nocturna,  desigualdad  y  corrupción política aparecen en distintos momentos. En vez de atravesar la película, las temáticas parecen solo rozarla en diferentes puntos. El afán de retratar todos los aspectos de Cali, causa que la intención del director se disipe. Los Hongos se presenta como un álbum de postales visto con prisa. La decisión de Navia de no detenerse en ninguna situación, hace que escenas que podrían ser memorables, cómo aquellas mujeres negras sorprendidas por Ras mientras cantan  sobre su desplazamiento, se pierdan entre el vértigo de la urbe.
Queda claro que Oscar Ruiz Navia es un director arriesgado capaz de abandonar los esquemas que le dieron el éxito. Es de aplaudir el atreverse a hacer un filme diferente, también el hecho de representar una ciudad por fuera de los estereotipos, una ciudad más cerca a la gente que la habita. Sin embargo, la decisión de usar nuevamente actores naturales  que fracasan al darles la vida necesaria a los personajes, hace que la película pierda toda la fuerza que pudo tener en su planteamiento.

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